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17/11/2025

La dolorosa historia del submarino ARA San Juan: 50.000 toneladas de agua y 44 héroes sepultados en el mar

Fuente: telam

Un informe detallado con la reconstrucción cronológica de la tragedia submarina y la batalla judicial de las familias de las víctimas

>El 17 de noviembre no sólo marca un nuevo aniversario de la desaparición del submarino Con esa pregunta en el aire, repasamos la historia completa del caso: qué ocurrió, cómo se desarrollaron las investigaciones, la cronología minuto a minuto que permitió reconstruir la desaparición, y también la larga batalla judicial encabezada por los abogados de las familias —en su mayoría representados por el doctor Fernando Burlando y la doctora Valeria Carreras— para que los responsables rindan cuentas algún día mientras continúa en juego la emoción, la pérdida y el dolor de sus seres queridos.

El ARA San Juan era un submarino argentino de la clase TR-1700, construido en Alemania Occidental por Thyssen Nordseewerke, botado en 1983 y puesto en servicio en 1985. Permanecía en la Base Naval de Mar del Plata y operaba con patrullas en el Atlántico Sur, especialmente para vigilancia y control de zonas económicas exclusivas.

Durante su vida operativa había sufrido demoras y crecientes problemas de mantenimiento: la renovación de media vida entre 2008 y 2013 se prolongó demasiado, lo que generó críticas por la postergación de los trabajos de mantenimiento crítico. Ese contexto técnico, operativo y presupuestario formaba un telón de fondo que, tras lo ocurrido, se convirtió en materia de investigación.

Los propios letrados lo han señalado claramente: “A estos 44 héroes los mandaron en un viaje a la muerte”, sentenció Burlando. En ese sentido Carreras aportó que “el submarino salió a navegar en las pésimas condiciones en que lo hizo” y que ese hecho no puede desligarse del análisis judicial.

El 8 de noviembre de 2017, el ARA San Juan zarpa desde la Base Naval de Ushuaia rumbo a Mar del Plata, como parte de una misión de patrulla por el Atlántico sur, luego de participar de un ejercicio. El 15 de noviembre de 2017 a las 07:31 (hora argentina) la nave informa problemas en el tanque de baterías número 3 y envía un mensaje: había entrado agua de mar, lo que generó un incendio o corto-circuito. Este mensaje fue el último contacto “oficial”.

A las 10:31 ART del mismo día, los sensores internacionales de la Comprehensive Nuclear Test Ban Treaty Organization (CTBTO) captaron un “evento acústico” consistente con implosión en el área del Golfo San Jorge. Se consideró que la nave, con sus 44 tripulantes, había sufrido una implosión.

Desde la pérdida de contacto se inicia un gigantesco operativo de rescate y búsqueda: la Armada de la República Argentina convoca a varias naciones y embarcaciones especializadas en operaciones SAR (Search and Rescue). El 30 de noviembre de 2017 la Armada informa la finalización de la fase de rescate —las esperanzas de encontrar sobrevivientes se dan por terminadas— y se pasa a búsqueda de restos en el lecho marino. Las familias, los oficiales navales y el país entero permanecen expectantes, con el corazón puesto en la búsqueda.

El 16 y 17 de noviembre de 2018, un año después de la desaparición, la empresa privada noruega Ocean Infinity, contratada por el Estado argentino, localiza el casco del ARA San Juan a 907 metros de profundidad, a unos 460 kilómetros al sudeste de Comodoro Rivadavia. Las imágenes mostraron el casco implosionado, fragmentado y disperso en un área de 8.000 m² aproximadamente. La información oficial comunicó que la tripulación debía haber perdido la vida casi instantáneamente tras la implosión.

El análisis técnico señala que el ARA San Juan sufrió una explosión de hidrógeno originada por el cortocircuito de baterías que habían sido inundadas por agua de mar en el tanque 3, generando un incendio y el colapso de la nave. En ese lapso, la nave comienza a descender irregularmente hasta que la presión externa rompe el casco y provoca la implosión. El informe menciona que la energía liberada equivaldría a la explosión de más de 5 toneladas de TNT. Los abogados querellantes van más allá: “La nave fue mandada sabiendo que tenía fallas y los avisos internos no fueron atendidos con la urgencia requerida”.

Aquí radica una mayor expectativa de responsabilidad penal, porque no se está frente a un accidente inevitable, sino frente a lo que la querella describe como “un envío al sacrificio” de los 44 tripulantes.

Las madres, esposas, hijos y hermanos de los 44 tripulantes transformaron el reclamo en un ejercicio de memoria colectiva: fotos, misas en la Base Naval de Mar del Plata, caravanas por la costa atlántica y discursos que denunciaban la indiferencia estatal. También se elaboraron pedidos de declaración de duelo nacional. En 2024 se logró la declaración del «Día Nacional por la Memoria de los 44 Héroes y Heroína del submarino ARA San Juan».

La querella presentó múltiples recursos para evitar que la causa quedara archivada. Según fuentes, existen 40 investigaciones judiciales interrelacionadas vinculadas con el ARA San Juan. La Cámara de Casación confirmó que el juicio oral se hará en Santa Cruz, lo cual representa un avance significativo para las familias que temían dilaciones. La sede, puntualizado por Carreras, tiene un valor simbólico. “La nave jamás arribó a puerto. El hecho ocurrió en alta mar. Aquí no era Mar del Plata”, afirma.

En paralelo, familiares denunciaron espionaje por parte de la Agencia Federal de Inteligencia del gobierno de Mauricio Macri (AFI) sobre sus actividades de reclamo, lo cual abrió un nuevo frente judicial. La abogada Valeria Carreras sinceró la situación: “Nunca podíamos llorar a nuestros seres queridos porque sabíamos que nos estaban escuchando”.

El episodio puso en evidencia una serie de tensiones políticas e institucionales: La inversión en defensa, el abandono de ciertas flotas, el atraso en mantenimiento tecnológico, el recorte presupuestario de la Armada y la pérdida de conocimiento operativo. Todo alimentó el relato de que el Estado permitió que un submarino navegara en condiciones inseguras.

Las relaciones internacionales se activaron: empresas extranjeras (como Ocean Infinity) participaron de la búsqueda; también se generaron cuestionamientos sobre tecnología importada, sobre la capacidad argentina para operar submarinos de alta complejidad, y el papel de alianzas estratégicas navales.

El caso es una bisagra para el mantenimiento de las fuerzas armadas argentinas y la operatividad de su flota submarina. Y un párrafo aparte merece lo referido a la soberanía argentina, ya que la ley que declaró el día de memoria recalca “la defensa del mar argentino”, en un momento en el que temas de pesca ilegal, plataformas offshore y presencia marítima ganan relevancia. El Estado tiene la obligación de demostrar que protege a su gente, que no la arriesga sin respaldo, y entonces está obligado a asumir sus errores.

El hallazgo del casco a fines de 2018 se realizó gracias a que la empresa Ocean Infinity pedía un incentivo de US$7,5 millones. Esa cifra, señala la dimensión del costo y del desafío técnico de buscar en un lecho marino tan profundo.

Fuente: telam

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